


Por todas partes hay bichos o monstruos.
A veces disfrazados para pasar desapercibidos.
A la pared y la piedra entre las plantas no era difícil ver les las caras.
La chumbera contra el cielo al anochecer era tal cual, solamente le pinté un ojo. Parece un conejo con el equipaje de golfista o lo que os apetece ver.
1 comentario:
¡Qué lujo de mirada, Erna!
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