Hace
muchos años cuando vi por primera vez la Petrea
volubilis en flor.
Era en
el Jardín Botánico de Sollér y era algo así como amor a primera vista.
No era fácil
conseguir una planta, ya que en Mallorca aun son bastante raras.
Mi
amigo Matéu tenía una muy bonita y me regaló semillas. No he conseguido
hacerlas germinar.
Al fin,
hace tres años mi hijo me envió una, que había comprado en un vivero en Málaga.
El
plantó otra igual en el jardincito delante su casa en El Rincón.
Planté mi
Petrea con mucha ilusión.
Desde
luego en nuestro clima crece muy lento.
Protegía
la planta en invierno contra las heladas ocasionales y le proporcioné una
ligera sombra para aliviarla del máximo sol del verano.
He
mimado la planta y estuve hasta ahora esperando cada verano las flores con
ansiedad.
La de
mi hijo les florecía ya desde un principio varias veces durante los tres años.
A
principios de junio pasado descubrí en la axila de una de las hojas de mi
Petrea un “pincelito” verde y pensé que sería el principio de una flor.
Estuve
observando, casi se puede decir hipnotizando este detallito durante más de dos
meses y nada...
Le pedí
a mi familia malagueña que me trajesen otra Petrea para poner la al lado mismo
de la mía. Les dije que mi planta se encontraba sola y extraña en mi jardín y a
lo mejor necesitaba compañía.
Mis
malagueños llegaron el día ocho de agosto para estar con nosotros durante dos
semanas.
El mismo
día de su llegada a última hora de la tarde planté la nueva Petrea justo al
lado de la otra.
Al
tercer día me parecía que el “pincelito” se había engordado y en tres días más
se podía ver ya claramente la formación de capullos.
Al
mismo tiempo iban creciendo algunos mas y a los diez días de haber plantado la
compañera a mi Petrea está ya estaba en plena floración.
Y mi
familia y yo alucinando…
foto del 14.8.
fotos del 19.8.
fotos del 25.8.