
He visto gente que tiene manía a los gatos negros.
A mi me gustan los gatos, los negros lo mismo que los de otro color.
Solamente una vez cogí una rabieta contra un gato negro:
Yo era niña aun cuando me habían regalado dos ratoncitos blancos.
Uno de los dos se escapó por un hueco en la pared de la casa y el otro lo pillo el gato negro de mi tía estando yo delante sin poder evitar el final del ratoncillo blanco, que desapareció en la boca del gato.
El de la foto era un gato que paseaba por el puerto de Valdemossa solito y nos hizo compañía mientras nos comíamos nuestros bocatas con la esperanza de pillar un bocado.
Se había puesto la banderita blanca de la paz en el pecho.