
Hace algunos años mi hijo y mi nuera malagueña me llevaron a visitar los alrededores de Málaga y de paso visitamos una mina de cobre abandonada en el cerro de Santo Pitar. Bueno, si uno no sabia que allí había alguna vez una mina no lo diría.
Empezamos a mirar las piedras grises por allí arriba esparcidas. Se veían algunas con manchas y vetas de colores azules, turquesas, rojos, negro y dorados y cada uno recogimos unas cuantas. La mayoría eran trocitos pequeños de 2 a 3 cm.
Yo también me lleve unas cuantas de un tamaño de 6 a 8 centímetros por curiosidad.
Me acuerdo que mi maleta pesó una barbaridad a la vuelta a casa.
Pasado unos días rompí las piedras más grandes con un martillo para ver como estaban en su interior.
Una de ellas tenía una cavidad en el interior con colores preciosos. Como se había roto justo por la mitad, me quedé con una y la otra regalé al hijo de una amiga.
1 comentario:
wow... es precioso ... la de cosas que nos perderemos por ahí porque a primera vista no nos dicen nada ¿verdad?
Publicar un comentario