El primer verano que pase en Mallorca ya me asombraban unas plantas muy verdes y lustrosas en pleno calor de verano cuando todo el campo estaba ya chuchurrido. Resulto que eran alcaparras y vivían aparentemente sin agua y hasta parecía sin tierra, en los sitios más inhóspitos y expuestos.
Yo alucinaba con esta planta tan fuerte y cuando la primavera posterior les vi con flor ya me había conquistado.
Y esto que las conocía ya en forma de capullitos envinagrados que a veces traía mi padre del hotel donde trabajaba para añadirlas a un plato típico de su tierra (entonces Prusia del Este) cuando yo aun era niña. Hasta ver la planta no se me ocurría asociarla con aquellas bolitas verdosas con este sabor tan peculiar y atractivo.
1 comentario:
Un verano,de niño, anduve recogiendo alcaparras por el desierto de Almería (de donde es mi familia), para sacarme algunas pesetillas. Todavía recuerdo como se me quedaron las manos, destrozadas por las espinas. Algunos campesinos se dedicaba en verano a recogerlas, aunque les daban poco dinero por ellas.
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