Ayer, quitando “vinagrellas” (Oxalis pes-caprae) entre mis
plantas me topé con esta ranita.
Me asusté, ya que la podía haber herido con la herramienta.
La cogí en la mano para mirarla de cerca. Los primeros
momentos se intentó librar.
Pero luego se estaba quieta.
Se ve, que se daba cuenta, que mi mano era caliente
comparada con su temperatura de cubito.
Aproveché para sacarle unas fotos.
Después la dejé sobre una piedra al sol. No tenía ninguna
prisa para bajar de mi mano.
Incluso se dejó tocar después otra vez, no sé si porque
estaba tiesa de miedo o por resignación.
1 comentario:
Una linda ranita y una mano delicada que la acogió. Un bello reportaje lleno de subtexto.
Un cordial saludo.
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