Las
zarcillas de la parra son muy útiles para que ella se pueda agarrar con sus
tallos a donde le convenga.
Siempre
después de la poda de invierno me guardo unas cuantas de ellas. Una vez secas
duran muchísimo. Sirven de adornos múltiples.
Estas
mismas zarcillas retorcidas y entrelazadas para mí son tesoritos y me inspiran
para ver en ellas transformaciones y asociaciones.
Hoy me
han servido para ver un equilibrista sobre el mar…
Mucho más bonito que el peine de los vientos.
ResponderEliminarSolo tu ves así a los equilibristas.
ResponderEliminarNo sé si es más hermosa la imagen o tu mirada. Gracias por no dejar caer en el tiempo estas imágenes sin que las disfrutemos todos.
ResponderEliminarDesde luego que son inspiradoras, preciosas.
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