Las canteras abandonadas, sobre todo las de las costas, me atraen mucho.
Me gusta el contraste entre las líneas rectas que origino el hombre con las formas irregulares de la naturaleza.
Parece que con el tiempo esta naturaleza ha perdonado la agresión recibida suavizando y redondeando las líneas de los cortes.
Además le ha puesto su pátina sobre las cicatrices de las rocas y los ha acogido como conjuntos de formas escultóricas en su seno.
Las viejas canteras de roca marés (supongo) son campo abonado para la fotografía. En Menorca conocí a una ceramista alemana que se construyo una casa en su interior.
ResponderEliminarSaludos.
Caramba, que lugar mas interesante...
ResponderEliminarUn saludo.